Hace un año

viernes, 8 de enero de 2010

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Esta noche es fría, húmeda y solitaria, es una de esas noches en las que he querido conversar con mi soledad y conmigo, para cerrar un ciclo, para olvidar, para avanzar, para crecer, aprender y madurar.

Hace un año mi corazón se encontraba diferente, mis emociones crecían conforme diseñaba un video, mi corazón me dictaba lo que yo apenas descubría: que estaba enamorándome; y desconocía totalmente lo que el resto del año me tenía reservado. Éste día fue el comienzo de un ciclo maravilloso de mi vida, e inolvidable; y lamentablemente, terriblemente doloroso al final.

Un 8 de enero descubrí que me estaba enamorándo, y hoy (8 de enero) he decidido guardar los trozos de mi roto corazón y seguir mi camino. Tal vez la gente pueda mirar una sonrisa en mi rostro, pero mi corazón no está listo para continuar, él duerme ahora. Debo aclarar que este amor que surgió ha sido (sin duda) el mejor de mi vida, el más maravilloso, el único, y obviamente irrepetible, el más valioso, inolvidable e inesperado; sin embargo al final, descubrí que era muy frágil, sí, tan frágil como el diamante mismo, pero su brillo siempre existirá ante mis ojos, y eso es lo que me preocupa, que su brillo opacará todo a su alrededor, y entonces, será tan difícil para mí continuar, que sólo su brillo me ha de lastimar.