Como esos vacíos que no son más que soledades, como esos besos que terminan en mañana y mañanas pasan y la vida calla.
No importa qué tan cerca me encuentre, si cada que me siento cerca recuerdo que estoy tan lejos. No importa el silencio si cada que hablo me pierdo. Puedo perderme o puedo perderlo, sólo sé que no quiero dejar este hueco que veo, que huelo, que siento, cuando en esos brazos me encuentro.
No importa si la armadura es de fuego, si lleva años adherida a tu cuerpo, no importa si el corazon no hierve o si es frío como tu aliento. No importa el tiempo perdido ni las caricias ganadas, no importa si te quiero o si quiero no quererte.
No importa nada porque sé que no te importa, porque el alma no razona y aunque en tus ojos pose mi mirada, el alma está ausente y mis palabras son vanas.
Y entonces me pregunto, si nada importa ¿por qué me importa perder? ¿por qué me importa mostrar más importancia? Si al final, nada importa.